Rómulo Zabala y Manuel Mujica Láinez, dos miembros de número rescatando unos versos

Don Rómulo Zabala fue presidente de la primera comisión directiva que tomó el nombre de «interina» del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, cuando se reorganizó en su segunda época en 1934. Fue confirmado en el mismo cargo en la Asamblea del 11 de junio de 1935 con un mandato ya efectivo de cuatro años , para el que fue reelecto en 1939, 1943 y 1947 y que ocupó hasta su muerte el 22 de octubre de 1949.

Durante su presidencia en enero de 1938, con motivo de un viaje que decidió emprender  a Europa fue despedido como se acostumbraba entonces a los que cruzaban el Atlántico  o cualquier otra circunstancia -que fuera suficiente o no para una espectacular ingesta- con una comida, organizada por el doctor Mariano de Vedia y Mitre, que estaba en los últimos días de su mandato como intendente municipal de la ciudad de Buenos Aires, ya que el 20 de febrero se renovaban las autoridades nacionales y comunales.
De los consabidos discursos, llegaron hasta nosotros unos versos que se leyeron en dicho ágape, celebrado el 28 de enero y que ahora reproducimos:

 ¡Bendita sea a tu navío, Rómulo,
la Diosa de la Ciencia Numismática!
¡Que Clío entre mareos acrobática
evite palideces a tu pómulo!

¡Que aquí dejes tus graves cuitas solas
de historiógrafo laucha y verdadero,
descansa y no rebusques el sombrero
de Pedro de Mendoza, entre las olas!

Cuando la voz de las sirenas suene,
acude, sí, a la Historia, que es tu torre.
Verás que el recuerdo te socorre
el coro de Gandía y de Levene.

Tu triunfo en Roma, desde ya, no temo.
Harto sé, pues tu fama nada iguala
que decir allí Rómulo Zabala
será como decir: Rómulo y Remo.

Te vas y Clío ha de cambiar de trocha
¿Qué catástrofe habrá en nuestro horizonte?
¿Qué esgrimido espadón de Bracamonte?
¿Qué revuelta y que vuelta, en la de Rocha?

Torna, pues, y que sea en breve espacio
Tu presencia entre nos es perentoria
Aquí te aguarda la asustada Historia
Tus hijos, tu mujer y tu palacio.

El autor hace referencias a la afición numismática de don Rómulo que presidía nuestro Instituto y por entonces autor del trabajo Numismática en el Virreinato del Río de la Plata, que apareció en ese año 1938. Al referirse al sombrero de don Pedro de Mendoza, alude a la Historia de la Ciudad de Buenos Aires, que con motivo del IV Centenario de la fundación del asiento de Nuestra Señora de los Buenos Aires en 1936, había escrito junto con Enrique de Gandía y poco tiempo antes había salido de la imprenta.
Rómulo Zabala era desde 1922 miembro de número de la Junta de Historia y Numismática Americana, que en ese año 1938 el presidente Agustín P. Justo la había reconocido oficialmente como Academia Nacional de la Historia, de la que eran presidente y secretario los nombrados en la tercera estrofa Ricardo Levene y Enrique de Gandía; mientras que don Rómulo era uno de los vicepresidentes.
La alusión al “Palacio” se refiere al Museo Mitre del que Zabala era vicedirector, donde trabajó largamente en la confección de los catálogos de la institución y del de numismática, a la vez que proseguía la transcripción y publicación de los papeles del archivo colonial. Más tarde fue director del Museo de Arte Hispanoamericano que hoy lleva el nombre de otro prestigioso coleccionista Isaac Fernández Blanco.
Zabala fue el comisario de la primera exposición del libro celebrada en Buenos Aires en noviembre de 1928, y propulsor de la creación de la Sociedad Argentina de Escritores. También ejercía el periodismo en La Nación, razón por la cual en el mencionado banquete se encontraba un joven periodista de ese matutino, autor de los versos arriba publicados, que además era miembro del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades desde el 3 de setiembre de 1936.
Se trataba de Manuel Mujica Láinez, destacado coleccionista, que habría de adquirir notable prestigio como escritor, autor de los textos del catálogo de la Exposición de Daguerrotipos y fotografías en vidrio, realizada por nuestro Instituto con el auspicio de la Comisión Nacional de Museos, en la galería Witcomb el 28 de agosto de 1944 . En esa muestra se exhibieron retratos de San Martín, Mitre, Sarmiento, Miguel Cané (en sus tiempos de estudiante del Colegio Nacional Central), Alberdi, Salvador María del Carril, Tomás Guido, Brown y Urquiza entre otros y vistas del Cabildo, la Pirámide de Mayo, la Recova Vieja y los altos de Escalada.
Hace poco se conmemoró un nuevo aniversario del fallecimiento de Mujica Láinez. Como afirma un artículo recuente, es una costumbre que cuando los escritores mueren, entren en un cono de silencio que por lo general dura alrededor de 30 años. En el caso de Manucho, muerto en 1984 “sus libros vuelven a generar interés” y “su nombre poco a poco vuelve a provocar ecos vitales, después de años de olvido es leído otra vez. Más y mejor” .
Por eso bien vale recordarlo también en su fase de coleccionista la que da material para un largo trabajo. Rescatando aquella serie de quienes han cultivado esa afición, no es una tarea no menor, pero bueno sería que el Instituto lo evocara en esa faceta en ocasión de recordarse en breve los 30 años de su muerte.

Referencias:

* Comunicación leída en la sesión del sábado 2 de junio de 2012.
1INSTITUTO BONAERENSE DE NUMISMÁTICA Y ANTIGÜEDADES, Boletín, Buenos Aires, 1943. Nº 1. p. VII.

2MANUEL MUJICA LÁINEZ, Cancionero de “La Nación”, Academia Argentina de Letras, Buenos Aires, 2011. p. 93.
3El texto de este catálogo del que sólo se imprimieron 500 ejemplares, hoy prácticamente inhallable se reprodujo en MANUEL MUJICA LÁINEZ,  Los Porteños II, Editorial Elefante Blanco, Buenos Aires, 2011, p. 90- 93.

4MARCOS ZAGRANDI, Infierno, purgatorio y paraíso de Mujica Láinez, Perfil, Suplemento Cultura, Buenos Aires, domingo 22 de abril de 2012.